El colapso vehicular al regreso de los puntos turísticos sigue siendo un problema sin solución, dejando a los salteños atrapados en interminables filas.
Cada fin de semana, el regreso a Salta desde los ríos Vaqueros o Wierna se convierte en una pesadilla para los conductores, especialmente cuando las horas de calor atraen a una multitud de veraneantes. A partir de las 18 o 19 horas, el flujo de vehículos colapsa, generando atascos que pueden durar más de tres horas, como ocurrió este fin de semana. La impotencia de los salteños es palpable, mientras las filas de autos se extienden por kilómetros.
Este caos se agrava por la falta de infraestructura adecuada: la ruta nacional está deteriorada, las banquinas son peligrosas, y los puentes prometidos nunca se construyeron. Además, la intervención de las fuerzas de seguridad, lejos de aliviar la situación, a menudo empeora el tráfico, dejando en evidencia la inoperancia de los gobiernos nacional, provincial y municipal.
La situación se vuelve aún más crítica cuando se considera que no solo los turistas se ven afectados, sino también los residentes locales que deben regresar a sus hogares o cumplir con obligaciones laborales. A pesar de que el problema lleva años, no hay señales de soluciones a corto plazo.
