El mandatario se convierte en el primer presidente estadounidense en funciones en estar presente en este icónico evento deportivo.
Donald Trump, quien inició su día jugando al golf con Tiger Woods, aterrizó en Nueva Orleans para asistir al Super Bowl LIX, convirtiéndose en el primer presidente de EE. UU. en funciones en hacerlo. Tras llegar en el Air Force One, se presentó brevemente en el campo del Caesars Superdome para encontrarse con socorristas y familiares de las víctimas del ataque terrorista ocurrido en la ciudad el 1 de enero.
A pesar de su controvertida relación con la NFL, marcada por sus posiciones sobre las protestas durante el himno nacional, Trump se mostró optimista respecto al enfrentamiento entre los Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles, destacando la determinación y el trabajo en equipo como valores del fútbol americano. El presidente aprovechó para reflexionar sobre el sentido de unidad que genera este deporte en el país.
Su presencia en el evento, rodeado de celebridades y figuras VIP, coincide con la eliminación de lemas como «Acabar con el racismo» de las zonas de anotación, una decisión que también ha levantado controversias. Sin embargo, la jornada terminó con Trump reafirmando su apoyo a los Chiefs, especialmente al mariscal de campo Patrick Mahomes, a quien elogió por su excepcional habilidad para ganar.