En el contexto de una crisis económica persistente, el Senado ha aprobado un nuevo aumento en las dietas de los senadores, elevando su salario a $9 millones mensuales. Esta decisión se enmarca en un incremento total del 6,5% aplicado en dos fases: un 3,5% retroactivo a julio y un 3% adicional en agosto. La medida, que impactará directamente en los ingresos de los legisladores nacionales, fue confirmada por la Comisión Negociadora Paritaria del Congreso.
La resolución que establece este aumento lleva las firmas de los principales funcionarios del Senado, María Laura Izzo, secretaria administrativa, y Agustín Giustinian, secretario parlamentario, junto con Laura Oriolo y Diego Molina Gómez por la Cámara de Diputados, y representantes sindicales como Norberto Di Prospero y Fabián Zacardi de la Asociación del Personal Legislativo (APL), Claudio Britos de ATE, y Martín Roig de la Unión del Personal Civil de la Nación.
El incremento ha generado controversia. A pesar de las críticas del presidente Javier Milei, quien ha calificado el aumento como una «traición al pueblo argentino», y la resistencia interna de algunos senadores, la medida sigue adelante.
En abril, se aprobó una ley con el apoyo de la vicepresidenta Victoria Villarruel que vinculaba los aumentos salariales de los senadores a la paritaria interna del Congreso. Sin embargo, el aumento no se extenderá a los diputados, ya que el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, ha decidido desvincular sus sueldos de estos ajustes.
En el pasado mes de abril, el aumento en las dietas de los senadores suscitó debate y oposición, especialmente dentro del grupo La Libertad Avanza. A pesar de las solicitudes para revertir el aumento y no modificar los sueldos hasta que se definiera un nuevo sistema de liquidación, la medida no fue retractada y los senadores experimentaron un incremento en sus dietas, pasando de $7 millones a $8 millones antes del ajuste actual.

