El gobernador Gustavo Sáenz y su esposa Elena Cornejo se unieron a la procesión histórica en Salta, renovando el Pacto de Fidelidad con los Santos Patronos. Miles de fieles siguieron la Cruz Mayor, la Virgen de las Lágrimas, la Virgen del Milagro y el Señor del Milagro desde la Catedral hasta el Monumento 20 de Febrero.
Monseñor Mario Cargnello presidió la ceremonia central. Destacó la “crisis moral profunda” que afecta a los más pobres y la necesidad de una libertad genuina. “El bien nos libera; el mal nos esclaviza”, afirmó.
Cargnello habló de la importancia de la convivencia civil y política, basada en la fraternidad y el desinterés. Abogó por transformar el clima de enfrentamientos en relaciones sanas y respetuosas. “Debemos buscar justicia y fraternidad”, dijo.
En su discurso, subrayó que la autoridad no es un derecho personal, sino un mandato divino. “Tenemos el deber de rendir cuentas a Dios y a nuestros hermanos, especialmente a los más pobres”, afirmó.
La ceremonia culminó con la renovación del Pacto de Fidelidad. Monseñor Cargnello pidió protección para el pueblo y la nación, y llamó a la Virgen María como intercesora. Tras el Himno Nacional, interpretado por la banda militar, las imágenes de los Santos Patronos regresaron a su Santuario.
Recibidos con repiques de campanas, los Santos Patronos fueron bendecidos por Cargnello. Agradeció a los participantes, incluyendo al gobernador Sáenz. También asistieron el vicegobernador Antonio Marocco, el intendente Emiliano Durand, la presidenta de la Corte de Justicia Teresa Ovejero, y varios ministros del gobierno.
En una demostración de fervor y unidad, la procesión de los Santos Patronos concluyó con una bendición especial, marcando un momento de reflexión y esperanza para toda la comunidad.
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