La medida, impulsada por Gustavo Sáenz, busca combatir el narcotráfico, pero genera tensiones con el país vecino.
El presidente Javier Milei dio su apoyo a la construcción de un alambrado en la frontera norte de Argentina, en Aguas Blancas, con el objetivo de reforzar la seguridad y luchar contra el narcotráfico. La decisión, respaldada por el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y las ministras Patricia Bullrich y Sandra Pettovello, ha generado preocupación en Bolivia, que cuestiona la legalidad y el impacto en las relaciones bilaterales.
En un mensaje en redes sociales, Sáenz destacó que la construcción no responde a intereses políticos, sino a la necesidad de controlar el paso de personas y prevenir actividades ilícitas. La obra, que se extenderá por 200 metros y contará con tres hilos de alambre de púas, forma parte del Plan Güemes, lanzado para reforzar la seguridad en la frontera.
Si bien el gobierno argentino justifica la medida como parte de un esfuerzo para organizar el cruce fronterizo, autoridades bolivianas expresaron su alarma, señalando que vulnera principios de derecho internacional y afecta las relaciones entre ambos países. La construcción se completará en 60 días, con controles más estrictos en la zona.