El sol apenas ha comenzado a aparecer sobre la Ruta 28 y ya la maquinaria pesada hace sentir su presencia. El rugido de los tractores y el golpeteo de los martillos hidráulicos han transformado el paisaje cotidiano en una escena de arduo trabajo. Desde la rotonda del Colegio San Pablo hasta el umbral del Templete San Cayetano, la carretera se encuentra en una etapa crítica de repavimentación que, si bien promete un futuro más fluido, ha generado un cúmulo de emociones encontradas entre los residentes.
Las obras, que se prevé culminen a finales de este año, han obligado a habilitar una colectora como camino alternativo. Sin embargo, este desvío es sólo un parche temporal, y la comunidad se encuentra en un limbo de paciencia y frustración.
Juan Pablo, comerciante local, mira con esperanza los avances: “Es un alivio ver que finalmente están arreglando la carretera. Es un desastre cada vez que llueve. A veces tenemos que pararnos y esperar a que pase el tráfico. Aunque el desvío es incómodo, prefiero eso a tener que aguantar con el bacheo de siempre.”
Por otro lado, Valeria, madre de dos niños que asisten a la escuela en la zona, no comparte el mismo entusiasmo. “La verdad es que los cortes de ruta están causando muchísimos problemas. Cada mañana pierdo mucho tiempo yendo a la escuela. Y ahora con la Novena de San Cayetano, las calles están aún más congestionadas. La colectora no es suficiente para controlar el tráfico.”
La ruta alterna, que termina a 200 metros del Templete, lleva a la comunidad a enfrentar un tráfico aún más denso debido a la congestión generada por las festividades. Además, la tierra en suspensión provocada por la velocidad de los vehículos añade un peligro adicional a la visibilidad de los conductores.
El contraste entre los que esperan ansiosos el fin de las obras y aquellos que sufren sus efectos inmediatos es palpable. Mientras unos ven en la repavimentación una luz al final del túnel, otros se sienten atrapados en un laberinto de incertidumbre y caos. La Ruta 28, en su proceso de metamorfosis, continúa siendo un reflejo de las complejas emociones que surgen cuando el progreso se cruza con la vida diaria.
