La defensa de la universidad pública en Argentina se encuentra en un momento crítico. Las medidas de protesta impulsadas por los gremios docentes, especialmente por ADIUNSa, reflejan un profundo descontento ante un sistema que, en vez de fortalecer la educación superior, parece estar desmantelándolo. Este movimiento no es solo una lucha por mejores salarios; es una batalla por el futuro de una institución que ha sido, históricamente, un motor de movilidad social y una fuente de pluralidad de ideas.
El reciente ofrecimiento del Ministerio de Capital Humano de un aumento del 6,8% es, a todas luces, insuficiente. Para los docentes, la realidad es que solo un 1% de este aumento representa un incremento real, mientras que el resto se traduce en una recomposición que no alcanza a cubrir las pérdidas acumuladas en el poder adquisitivo. ¿Cómo se espera que los educadores sigan comprometidos con su labor cuando sus condiciones laborales se deterioran día a día?
La advertencia del nuevo gobierno de Javier Milei de vetar la Ley de Financiamiento Universitario añade otra capa de incertidumbre. Este tipo de decisiones no solo afectan a los docentes, sino que impactan en la calidad de la educación que reciben miles de estudiantes argentinos. En un país que se enfrenta a enormes desafíos sociales y económicos, desfinanciar la educación pública es un paso en la dirección equivocada.
La marcha federal convocada para el 2 de octubre se convierte en un símbolo de resistencia. Es un recordatorio de que la educación pública es un patrimonio nacional que no solo iguala, sino que libera. Quienes claman por la libertad no deberían permitir que se desfinancie la herramienta que más ha contribuido a ello en nuestro país.
En tiempos de crisis, defender la universidad pública no es un acto de resistencia, sino una necesidad imperiosa. La educación superior debe ser vista como una inversión en el futuro, y no como un gasto que puede recortarse. Si queremos un país que valore la equidad y el progreso, es momento de actuar y reivindicar la importancia de la universidad pública en la construcción de una sociedad más justa.
