La promesa de agua potable en la Escuela N°4487 “Marcos Antonio Lamas” de Las Cuevas, atribuida al intendente de Campo Quijano, Lino Yonar, ha sido desmentida por la Fundación Los Niños de San Juan. A través de un comunicado difundido en redes sociales, la fundación, que trabaja en la región desde hace más de una década, aclaró que las obras para resolver el desabastecimiento de agua no fueron ejecutadas por el intendente, sino que se deben a las gestiones de la organización junto con Aguas del Norte.
La polémica surgió cuando Yonar publicó en sus redes sociales que su administración había iniciado una obra vital para abastecer de agua a la escuela primaria de Las Cuevas, que ha enfrentado problemas críticos de acceso al líquido elemento. Según Yonar, la falta de una conexión adecuada de agua era una deficiencia heredada de la administración anterior y su gestión había tomado medidas inmediatas para solucionarlo.

Sin embargo, la Fundación Los Niños de San Juan, junto con el ingeniero Elio Mamani de Aguas del Norte, desmintió las afirmaciones del intendente. En su comunicado, Ramón Gómez, presidente de la fundación, especificó que el 31 de julio de 2024, Aguas del Norte realizó una intervención técnica en el pozo de agua, que había disminuido su caudal. Los trabajos para agregar dos caños al pozo fueron financiados exclusivamente por la fundación y no contaron con la participación del municipio.
Gómez también denunció que la presencia del intendente en el lugar durante las tareas se limitó a la toma de fotografías, las cuales luego fueron utilizadas para enaltecer el supuesto aporte del municipio. Según Gómez, la intervención municipal reciente solo implicó la instalación de caños desde una vertiente con agua salada, no apta para consumo, y no resolvió el problema de manera efectiva.
La situación en la Escuela Marcos Antonio Lamas es crítica: los alumnos han estado sin clases debido a la falta de agua potable, y la comunidad depende de soluciones provisionales como el bombeo solar. Gómez aclaró que el problema de desabastecimiento se debía a la recuperación lenta de la napa en el pozo, situado a 25 metros de profundidad.
El escándalo pone de relieve la tensión entre las administraciones locales y las organizaciones no gubernamentales, y destaca la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de recursos vitales para las comunidades más vulnerables.
