La noche del viernes, el implacable hambre de fuego se desató en El Barrial, Animaná, envolviendo la zona en un manto de llamas que parecía no tener fin. El resplandor de las llamas iluminó la oscuridad, obligando a movilizar todas las dotaciones de bomberos de Cafayate, que acudieron en una carrera contra el tiempo y el caos.
En el corazón de este drama, los Bomberos Voluntarios se convirtieron en los héroes no celebrados, luchando contra un enemigo voraz que se extendía con un apetito insaciable. Tras horas de intenso esfuerzo, el fuego fue finalmente sometido y la Ruta 40, que había sido secuestrada por las llamas, volvió a abrirse al tránsito.
Aunque el incendio era colosal, los expertos en el terreno confirmaron que la evacuación de los habitantes no fue necesaria. Sin embargo, la batalla dejó una herida: uno de los bomberos sufrió un golpe en medio de la lucha y fue evacuado al hospital local.
Gabriel Domingo, el jefe de Bomberos Voluntarios de Cafayate, destacó la colaboración de cinco unidades en la operación y agradeció la benevolencia de las condiciones climáticas: temperaturas y vientos moderados que jugaron a favor de los equipos. El origen del incendio sigue envuelto en misterio, pero se espera que las investigaciones revelen la causa el sábado.
Gracias a la intervención rápida y decidida de los bomberos, el impacto se limitó y la carretera vital volvió a ser accesible. Aun así, una guardia mínima se mantiene en el lugar, vigilando como centinelas para evitar que el fuego resucite de sus cenizas.
