En una sala virtual cargada de tensión, Carlos Pérez, el exmarino cuya vida dio un giro dramático tras la desaparición de Loan Danilo Peña, compareció ante la jueza federal Cristina Pozzer Penzo. Junto a él, desde su detención en Salta, su esposa María Victoria Caillava intentaba convencer al tribunal de su inocencia en el caso que ha conmocionado al país. Acusados de “sustracción y ocultamiento de menores”, ambos sostienen su versión de los hechos, desafiando las pruebas que los vinculan al misterio de la desaparición del pequeño Loan.
Pérez, con una firmeza que parecía no flaquear, intentó desentrañar el enigma de los rastros detectados por los perros en su camioneta. “Es improbable que Loan haya estado en el vehículo” dijo con convicción, su voz cargada de una mezcla de angustia y determinación. Según su versión, los rastros de Loan podrían ser una mera coincidencia, una contaminación de pruebas debida a la presencia previa de los hermanos del niño en su camioneta. “La camioneta puede estar contaminada por los hermanos que estuvieron ahí”, explicó, desafiando las implicaciones de las pruebas de los perros rastreadores que apuntan hacia él.
Pero la defensa de Pérez no se quedó en la mera negación. La historia se tornó más compleja cuando comenzó a sembrar dudas sobre Antonio Benítez, otro personaje en el laberinto de esta investigación. Pérez insinuó que Benítez mostró un comportamiento extraño tras la desaparición de Loan, sugiriendo que podría haber más en la historia de lo que se ha revelado hasta ahora.
En paralelo, María Victoria Caillava no dejó pasar la oportunidad de expresar su malestar con la cobertura mediática del caso. “Los medios nos han involucrado en algo de lo que no somos culpables” dijo con un tono de indignación. Caillava, con una mezcla de desesperación y firmeza, negó que hubieran lavado la camioneta tras el incidente y reveló que había solicitado seguridad al comisario debido a sus propios temores personales.
El drama judicial en el que se encuentran inmersos Pérez y Caillava no solo gira en torno a las pruebas físicas, sino también a una batalla de percepciones públicas y legales. La audiencia se convierte en un escenario donde se tejen acusaciones, se desatan sospechas y se plantean teorías sobre posibles encubrimientos o malentendidos en torno al caso de Loan Danilo Peña.
La desaparición de Loan, un misterio que ha capturado la atención del mundo, sigue sin resolverse completamente, mientras las piezas del rompecabezas legal se mueven lentamente. Pérez y Caillava, en sus declaraciones, trazan una línea defensiva que desafía las pruebas y las acusaciones, mientras la investigación avanza, buscando desentrañar la verdad detrás de un caso que se niega a ser olvidado.
