El huracán Oscar, clasificado como categoría 1, arribó este domingo al oriente de Cuba, trayendo consigo vientos de hasta 130 kilómetros por hora. Su trayectoria ha impactado significativamente a las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba, Holguín, Granma, Las Tunas y Camagüey.
Desde las primeras horas del día, las condiciones meteorológicas comenzaron a empeorar, generando tormentas eléctricas y fuertes oleajes, según el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba (Insmet). En respuesta, el gobierno cubano implementó medidas de emergencia, incluyendo la suspensión de clases y actividades laborales no esenciales hasta el miércoles, manteniendo en funcionamiento únicamente hospitales y servicios vitales.
Se espera que el núcleo del huracán permanezca sobre el territorio cubano durante el lunes, con una eventual trayectoria hacia el norte y posteriormente al noreste, en dirección a las Bahamas. Oscar representa la decimoquinta tormenta tropical de la actual temporada ciclónica del Atlántico, un fenómeno que ha incrementado su frecuencia en los últimos años, vinculado al calentamiento global.

Apagón histórico
La llegada de Oscar coincide con un contexto crítico para Cuba, que enfrenta un apagón histórico que ha dejado al país sin electricidad desde el viernes. Este colapso energético se produjo tras la declaración de «emergencia energética» por parte del gobierno, que ha visto un déficit de hasta el 30% en la cobertura nacional, cifra que llegó al 40% en días recientes. Un fallo en la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, la más importante del país, provocó un apagón masivo que ha afectado seriamente las comunicaciones y el suministro de agua.
El proceso de recuperación eléctrica es lento y complicado, con un restablecimiento del servicio logrado solo en un 16% durante breves periodos. La duración del apagón podría verse influenciada por los efectos del huracán, que afecta varias provincias donde se ubican generadores de energía cruciales.
En una conferencia de prensa, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, describió la situación como «muy tensa» y atribuyó los problemas energéticos a averías en las plantas termoeléctricas y dificultades para importar combustible. El ministro también expresó gratitud por el apoyo ofrecido por países como Colombia, México, Venezuela, Rusia y Barbados, que han manifestado su disposición a colaborar.
La infraestructura eléctrica de Cuba, compuesta por ocho plantas termoeléctricas de más de 35 años, enfrenta un constante deterioro, lo que agrava la crisis energética. Las reparaciones son frecuentes y, debido al bloqueo, la importación de repuestos se complica. Este ciclo de apagones, que puede durar hasta 14 horas, ha generado un descontento social significativo, especialmente en las provincias más afectadas.
La crisis energética no solo tiene repercusiones en la vida diaria de los cubanos, sino que también impacta negativamente en la economía del país, que aún lucha por recuperarse de la caída provocada por la pandemia de COVID-19. Según datos oficiales, la economía cubana se contrajo un 1,9% durante 2023.
