Sosa dijo que solo quería intimidarla, pero su relato le jugó en contra en la investigación.
José Miguel Sosa, el detenido por el intento de secuestro ocurrido en La Caldera, aceptó declarar en la causa que se le sigue por privación ilegítima de la libertad agravada y coacción. El hombre, que permanece con prisión preventiva en la Alcaidía Judicial, intentó justificar sus acciones en un intento por suavizar su situación penal.
El agresor fue imputado por un violento rapto que ocurrió el domingo pasado, cuando se hizo pasar por una mujer a través de mensajes de WhatsApp para citar a una joven cadete de delivery. El objetivo de Sosa era abusar sexualmente de ella, pero la joven fue rescatada antes de que eso ocurriera.
Según el relato de la víctima, Sosa la interceptó en el pueblo de La Caldera, la amenazó con un cuchillo y la obligó a llevarle cervezas a un domicilio. Posteriormente, la trasladó hasta la costanera del río Wierna, donde intentó someterla sexualmente, pero fue rescatada por sus familiares, quienes la rastrearon por su teléfono móvil. El agresor fue detenido tras un enfrentamiento con los hermanos de la víctima.
Durante el intento de intimidación, Sosa le dijo a la joven que era un sicario y que había cometido el crimen de Jésica Gutiérrez, la joven desaparecida desde septiembre en la misma localidad. Incluso invitó a la víctima a ver dónde supuestamente había ocultado el cadáver de Gutiérrez. Sin embargo, Sosa ahora aseguró que todo lo dicho sobre el caso de Jésica fue inventado con la intención de asustar a la joven.
El fiscal Pablo Paz calificó el accionar de Sosa con delitos graves, lo que podría acarrearle penas de hasta 15 años de prisión. Frente a ello, la defensa del detenido intentó suavizar la acusación solicitando un cambio en la calificación penal, buscando que se le impute por rapto, un delito que tiene una pena menor y que podría permitirle obtener prisión domiciliaria.
