En 2024, el país registró el nivel más bajo de consumo de carne vacuna de su historia, con 47,4 kilos per cápita. Mientras la carne se mantiene cara, otros productos cárnicos ganan terreno en la dieta argentina.
El consumo de carne vacuna en Argentina experimentó una caída del 11,06% en comparación con 2023, alcanzando los 47,4 kilos per cápita, el valor más bajo en la historia del país. Esta tendencia se suma a un contexto económico donde, a pesar de que los aumentos en los precios de la carne vacuna fueron menores que la inflación, muchos argentinos la perciben como inaccesible.
Las alternativas como el pollo y el cerdo ganan cada vez más terreno entre los consumidores, con precios mucho más bajos que los de la carne vacuna. De acuerdo con los datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna, en noviembre de 2024, el pollo costaba $2.890 por kilo, mientras que la carne de vaca alcanzaba los $7.900, marcando una diferencia significativa.
Aunque Argentina sigue siendo líder mundial en consumo de carne vacuna, con 47 kilos per cápita, su consumo total de carnes no está entre los primeros a nivel global. El país se ubica por debajo de otros mercados como Hong Kong, que lidera la lista con 200 kilos anuales por persona, incluyendo una variedad de carnes que va más allá de la vacuna.
