La manifestación por los derechos de los jubilados terminó en enfrentamientos con barras bravas, militantes y fuerzas de seguridad, dejando al menos 15 heridos.
Ayer, la protesta convocada por jubilados en rechazo a los ajustes a sus haberes terminó con un saldo trágico frente al Congreso Nacional. Los enfrentamientos, que comenzaron por la represión de las fuerzas de seguridad, escalaron rápidamente con la intervención de grupos de barrabravas y militantes políticos de diversas agrupaciones. El caos alcanzó su punto máximo cuando se incendiaron dos patrulleros y más de 70 contenedores de basura.

La situación se volvió aún más tensa cuando la Policía activó el protocolo antipiquete para dispersar a la multitud. Camiones hidrantes y gases lacrimógenos fueron utilizados para controlar a los manifestantes, quienes respondieron con piedras y palos. Al menos 15 personas resultaron heridas, incluyendo al fotógrafo Pablo Grillo, quien se encuentra grave tras perder masa encefálica. Además, la policía detuvo a casi 100 personas.
Los heridos y detenidos pusieron en evidencia las diferencias de abordaje de la protesta, generando críticas al accionar policial. La ministra Patricia Bullrich destacó el operativo de seguridad, mientras los funcionarios del gobierno apuntaron a la presencia de grupos violentos en la marcha.