El presidente argentino justifica la decisión con la gestión de la pandemia, pero la oposición y especialistas cuestionan la medida.
En una jugada sorpresiva, el presidente Javier Milei, ha anunciado la retirada de Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un movimiento que replica la salida de Estados Unidos bajo Donald Trump. Según el gobierno, esta decisión responde a las diferencias sobre la gestión sanitaria durante la pandemia, particularmente la imposición de cuarentenas que afectaron gravemente la economía y la salud mental de los ciudadanos.
Milei no dudó en calificar a la OMS de “nefasto” e incluso sugirió que las cuarentenas globales constituyeron un «delito de lesa humanidad», en un feroz rechazo a la influencia de la organización durante la crisis sanitaria. Sin embargo, la medida ha generado fuertes críticas dentro de Argentina, especialmente de la oposición, que considera que la falta de colaboración internacional puede agravar los problemas de salud pública en el país.
Aunque el gobierno insiste en que no se perderán fondos por esta decisión, expertos en salud pública advierten sobre los riesgos de desvincularse de un organismo clave para la distribución de vacunas y el manejo de emergencias sanitarias. La medida, que no ha sido aprobada por el Congreso, sigue alimentando el debate sobre el futuro internacional de Argentina.