El autor peruano falleció en Lima, rodeado de su familia, y sin ceremonias públicas, tal como fue su última voluntad.
El domingo 13 de abril amaneció más silencioso para las letras. Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, murió a los 89 años en su ciudad natal, Lima. Su familia confirmó la noticia con un breve comunicado en el que remarcaron la paz de sus últimos momentos y pidieron privacidad para despedirlo en la intimidad.
Vargas Llosa fue un protagonista central del Boom latinoamericano, un narrador agudo que convirtió a la novela en un campo de batalla política, moral y estilística. Desde La ciudad y los perros hasta La fiesta del Chivo, exploró las grietas del poder, los laberintos del alma y las trampas de la historia. Su obra, traducida a más de 30 idiomas, lo convirtió en uno de los escritores más influyentes del siglo XX.
Aunque su última novela —Le dedico mi silencio, publicada en 2023— marcó su despedida de la ficción, su pluma se mantuvo activa hasta el final a través de sus columnas quincenales en El País. Allí combinaba cultura, política y memoria con la misma lucidez que lo consagró en las letras.
Sus hijos anunciaron que no habrá velatorio ni ceremonia pública. Vargas Llosa pidió que sus restos fueran incinerados, un gesto coherente con su estilo: discreto en lo íntimo, inmenso en lo que deja escrito.